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No es necesario casarse en la playa para guardar recuerdos del sol, la arena y el mar. En la actualidad las opciones son tantas que se puede mezclar ambientes para que esa etapa de tu vida sea memorable. Una boda sencilla en una iglesia colonial, una recepción lujosa en algún hotel de la ciudad y finalmente pasar uno de los días más divertidos y románticos de tu vida junto a tu pareja en la playa. No guardes el traje de novia, sácale el máximo provecho.
Generalmente las bodas se realizan los fines de semana, lo recomendable es que la pareja disfrute al máximo de estos momentos en los que se juran, ante un altar, amor eterno. Después de una merecida luna de miel de tres días (si el trabajo no te permite más) puedes escaparte el siguiente fin de semana a una de las playas más hermosas que conozcan. El contratar un excelente fotógrafo es esencial, pues será éste profesional el encargado de plasmar esos hermosos momentos que vivirás junto a tu pareja.
La sesión fotográfica implica que los dos luzcan exactamente igual que el día de la ceremonia. El vestido de novia, el frac o smoking del novio, deben estar impecables en ese momento. Generalmente los vestidos de novia suelen ser blancos, así que la dueña debe estar consciente que tal vez si la sesión es en la playa, el vestido no quedará tan blanco como al inicio, pero es un riesgo que vale la pena correr. Tu álbum fotográfico resultará excepcional, con muchos ambientes y se notará la ilusión que los dos vivieron al casarse.
Un verdadero cuento de hadas que sus hijos podrán disfrutar, contar y quién sabe tal vez también quieran imitar en el futuro. El ambiente natural de la playa siempre resaltará aún más la belleza de la pareja enamorada. Si está sesión fotográfica se realiza después de la ceremonia será como revivir ese bello momento en el que los dos decidieron compartir sus vidas para siempre.
Fuente. Foto search
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